La clases de planeación estratégica en el seminario fueron las más útiles y las más inútiles de todas que tomé. «Útiles» poruqe me ayudaron a aplicar el modelo de planeación de negocio a la iglesia. Así se evita el síndromo de una iglesia a la deriva.
“Inútiles” porque no puedes planear por Dios. No puedes anticipar lo que hará y lo que no hará. No puedes decirle que esperas que Él cumpla tu plan. Y por último, ¡cómo cuesta saber lo que es el plan estratégico de Dios! Por lo general, Él hace lo que le pega la gana.
Así que miramos a Pablo que quiere entrar a Asia, pero no puede. Atravesando Frigia y la provincia de Galacia, les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia — Hechos 16:6 RVR. Pablo se reunió con sus cuates en una planeación estratégica, y PLANEARON ir a Asia. Pero Dios tenía otro plan que ni Pablo anticipaba.
Así que, la vida cristiana es emocionante y difícil. Es emocionante porque Dios siempre saca sorpresas. Es difícil para quienes quieren controlar su propio futuro.
La oración es esperar lo no esperado. Dios siempre responde pero nunca de manera que anticipamos. Así que no trates de adivinar lo que hará Dios. Si tienes una iglesia, no descuidas la planeación. Si planeas, no trates de torcerle el brazo a Dios para que cumpla tu plan.
Después de tomar la clase en el seminario, plasmé un plan ambicioso de cinco años. Entonces Dios hizo algo completamente diferente. Dios hizo caso omiso a mi plan. Las metas que propuse, no se alcanzó. Otras metas que dejé fuera del plan, esas se alcanzaron. Era hasta cierto punto chistoso. La oración entonces es chistosa y divertida.