Sin espada, sin lanza, sin escudo, sin arco y flecha, los israelitas vencieron a los filisteos en Mizpa.
El vasto ejército enemigo súbitamente se movilizó y atacó a los judíos mientras realizaron culto con el profeta Samuel. Sorprendidos, los indefensos israelitas recurrieron a su única opción: orar.
Cuando oyeron los filisteos que los hijos de Israel estaban reunidos en Mizpa, subieron los príncipes de los filisteos contra Israel; y al oír esto los hijos de Israel, tuvieron temor de los filisteos. — 1 Sam. 7:10 RVR.
Otras batallas se ganaron con armas — quiero decir, armas humanas. Esta batalla se sobresale en la biblia entera por la liberación hecha exclusivamente por Dios Demuestra que debemos confiar más en la oración que mecanismos humanos. Dios respondió con una aterradora demostración de los elementos de la naturaleza.