Testimonios

Cuando recién llegamos de Guatemala, de las misiones, venimos con tan solo nuestra computadora y nuestra ropa. No teníamos ni dinero ni trabajo. En los primeros meses después de julio 2010, aceptamos gustosamente invitaciones para comer, pues ¡estábamos comiendo!

Poco a poco nos establecíamos aquí en los Estados Unidos. Dios abrió una puerta para que mi esposa volviera a su profesión de ingeniería, mientras yo enseñaba en la escuela de la iglesia. Escaseaban las finanzas en la escuela, así que eventualmente me cortaron del todo. Estábamos pasándolo nada más de mes a mes con lo que ganaba Dianna a tiempo parcial.

Dábamos mucho más que solo el diezmo. Acabamos de recibir el informe impuestario de lo que habíamos dado. Lo que dimos resulta ser la cantidad exacta de lo que sería el diezmo ahora que le han tomado a Dianna a tiempo completo. Es como que sembramos para recibir el salario que queríamos; tanto dimos, así Dios nos dio el sueldo. Además gozamos de seguro médico. Ahora quisiera que hubiera dado más. Dios nos bendijo de regreso según lo que dimos a El.

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